domingo, 20 de noviembre de 2011

TOMARES Y LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA


Tomares fue uno de los 27 municipios de la provincia de Sevilla donde, en realidad, el 12 de abril de 1931 no se celebraron elecciones municipales, ya que en la localidad se había aplicado unos días antes el artículo 29 de la Ley Electoral, por el cual se establecía que en aquellos comicios donde el número de candidatos presentados fuera idéntico al de puestos a cubrir, los candidatos se considerarían automáticamente electos sin necesidad de acudir a las urnas.
Este artículo, vigente desde comienzos del siglo XX era uno de los más sutiles instrumentos del control caciquil en el contexto de corrupción política establecidos por los partidos de la Restauración.
De este modo, la candidatura "oficial" la constituían sólo miembros de los partidos monárquicos pertenecientes a la burguesía media del pueblo y pequeños propietarios.
Sin embargo, al proclamarse la República en todo el territorio, esta corporación "ganadora" nunca llegó a tomar posesión de la alcaldía. En toda España los acontecimientos se precipitan a favor de la República y el nuevo gobernador civil de Sevilla, dictó las órdenes pertinentes para la republicanización de las zonas rurales. Como en Tomares no existían elementos republicanos, tomó el poder una comisión rectora formada por miembros de la UGT, siendo Joaquín Caro su presidente. Sus primeras medidas fueron la preparación de nuevas elecciones municipales para el 31 de mayo, coincidentes con las primeras legislativas constituyentes. Este hecho también tuvo lugar en tres cuartas partes de los municipios de la provincia sevillana.
Las nuevas elecciones dieron el triunfo a la candidatura del PSOE, seguido de los miembros del Partido Republicano Radical. Así, el nuevo alcalde será el joven empresario José Romero Ortega.
Tomares fue un ejemplo más de lo ocurrido en la mayor parte de España, donde pese a que las candidaturas monárquicas y el voto de los partidos monárquicos triunfaron el 12 de abril en la mayor parte de la España rural, no impidió la proclamación generalizada del estado republicano y que el Rey Alfonso XIII abdicara y se exiliara dos días después.

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