miércoles, 15 de febrero de 2012

NÉSTOR ALMENDROS, EL NOMBRE DEL PRIMER INSTITUTO DE TOMARES






 ¿Por qué Néstor Almendros  es el nombre del primer instituto de  Tomares?.¿Quién fué Néstor Almendros? La respuesta nos la cuenta Francisco Trapero, ex director y actualmente profesor del Centro, a partirdel libro escrito por el también ex director Antonio Gosalves: “NéstorAlmendros en Tomares”.
Néstor Almendros, aparte de reconocido y laureado internacionalmente cámara de cine, fue crítico de cine y autor de numerosos libros. 
Traemos aquí un extracto del mismo, publicado en la web del propio instituto, de los primeroscontactos con Néstor Almendros, de su estancia en Sevilla y Tomares y de cómollegó a sentirse querido por Andalucía. Cómo aceptó la  invitación este barcelonés,“maestro de la luz”, cuya larga carrera discurrió principalmente entre Cuba,Estados Unidos y Francia, de ceder su nombre a un centro educativo en lalocalidad de Tomares. En sus propias palabras en 1990 "Lo de Sevilla-Tomares es una de las grandes alegrías que he tenido en estos últimos años".
Néstor Almendros, nominado cuatro veces en sus películas ala Mejor Fotografía, obtuvo el Óscar en 1978 con el filme “Días del Cielo”interpretada por Richard Gere.

El 30de junio de 1989, se construye en la localidad Sevillana de Tomares  un moderno Instituto de Enseñanza Media (hoytransformado en Instituto de Enseñanza Secundaria, I.E.S.). En Él, y comonovedad docente en la Administración Educativa andaluza, se implantan lasespecialidades de Relaciones Públicas e Imagen y Sonido.
Alofrecerme la dirección del centro y en un análisis conjunto entre profesores yalumnos, nos pareció oportuno la puesta en marcha de la campaña “Busca nombrepara tu Instituto” como vehículo de promoción divulgativa de un profesionalligado a la cinematografía. Tras arduas liberaciones, se perfila como firmecandidato Néstor Almendros, primer español galardonado con un Oscar endirección de fotografía (“Días del cielo”, 1976).
Mifirme objetivo en diseñar en nuestra Comunidad Autónoma un Instituto conproyección de un futuro invadido por la Imagen, contemplaba la formaciónespecífica de personal técnico con creciente demanda en el terreno de latecnología audiovisual (RTVA va a inaugurarse por esas fechas, cercanas ya a laExposición Universal de 1992).
Estasreflexiones aquí expuestas confluyen en el esbozo por parte de todo el equipodocente de una inauguración en las aulas dignas del gran cineasta a homenajear.
Piensoentonces en contactar con Néstor Almendros allá donde se encuentre. En esasfechas, trabaja en Estados Unidos pero ¿cómo localizarlo?; productoras ydistribuidoras cinematográficas no me suministran respuestas concretas.
Ennoviembre de 1989, al saber de su procedencia catalana, acudo al Departamentode Cultura de la Generalitat para solicitar información al respecto; dos díasmás tarde, ya obra en mi poder en teléfono y la dirección deseados.
Inmediatamentecontacto con su sobrino David quien me comenta la ausencia de su tío de España,por encontrarse en el Festival de Montreal, aunque tiene previsto su regreso aBarcelona a mediados del mes en curso.
El día16 de noviembre, sobre las diez horas, pude al fin establecer comunicacióntelefónica con el prestigioso cineasta, al que transmito el proyecto delInstituto, que él acoge con espontánea incredulidad (“¿no será una broma,verdad?”).
Trasmis explicaciones y el deseo de inaugurar el centro contando con su presenciaen diciembre, le sugiero así mismo la posibilidad de realizar unas prácticas derodaje e impartir una lección magistral sobre iluminación, a lo que Almendrosasiente entusiasmado (“estoy encantado, es la primera vez que en mi país sereconoce mi trabajo a través de un organismo oficial, en este caso el gobiernoandaluz”).
Unentusiasmo, sin embargo, que no le hace perder su sencillez y modestia: “detodas formas no comprendo ¿por qué han elegido mi nombre con todas laspersonalidades que existen en esta profesión?.
Preferimos–argumento- gente que esté viva, para que puedan aportar su presencia yexperiencia.
Hombre-apostilla Néstor- una respuesta muy manchega. Mi padre era de un pueblo deAlbacete, de Almansa.
¿Cómo?pregunto sorprendido, yo también soy de allí.
Estacuriosa coincidencia hizo que comenzásemos a hablar sobre calles, rincones,amigos comunes. Descubrí que mi abuelo fue el sastre de su padre. Una serie derelaciones y vivencias comunes que permitiría, en el futuro, mantener entrenosotros un amistoso contacto perdurable hasta su muerte.
Así,fiel a su promesa, en diciembre de 1989, se produce la inauguración oficial delInstituto que llevaría su nombre, con los acuerdos establecidos entre la Juntade Andalucía, Ayuntamiento y Delegación de Educación y Ciencia.

El 17de diciembre espero a Néstor en el aeropuerto de Sevilla, procedente deBarcelona, sobre las 15 horas. Llega con escaso equipaje:
“Megusta viajar siempre muy ligero; entre la gabardina y el chaquetón de cuero, hepreferido este último y la cabeza, sí, cubierta, pues con mi escaso pelo temolos resfriados.”
Enseguida pude constatar su cercanía, su acento frágil, con una ciertamusicalidad casi caribeña. Muy comedido en su trato, te hacía sentirte cómodoentre su conversación locuaz y culta.
Nadamás dejar sus pertenencias en un céntrico hotel cercano a la Plaza Nueva,mostró su deseo por conocer Sevilla, con sólo una fugaz visita años atrás, yrecorrer sus rincones, pisarla y olerla: Plaza de San Francisco, Sierpes, Cuna,Catedral, Triana, San Telmo...
Seconmovía ante la arquitectura y el trazado de las callejuelas oscuras y, sobretodo, ante la luz (“¡Qué contrastes lumínicos tan bellos y fuertes!”). Por lacalle Betis, su mirada se alineaba a la fila de farolas de luz anaranjada en unitinerario que complementaba con sus precisiones siempre interesantes sobre laluz y el color reflejados en el Guadalquivir.
El día18 se procede al acto inaugural presidido por Antonio Pascual, Consejero deEducación, con la presencia de Néstor Almendros ante un auditorio entusiasta:
“Eldirector Eric Rohmer me decía una vez que lo mejor que le podía ocurrir a uncreador literario o cinematográfico era que no le conociesen; Él creía quecuanto menos se conoce a una persona, más se le admira y cuando se le conoce,cuando se ve que existe, que es real, deja de tener su aspecto mítico.
A mí meescogieron Vds., yo creo, porque no me conocen y así pudieron inventarme.
Alponerse al contacto conmigo Antonio Gosálvez y comunicarme que si quería dar minombre a este Instituto, sabía a lo que me arriesgaba viniendo aquí, aceptandoesta invitación.
Pero elhonor que me hacen es tan grande, que no pude declinarme y aquí estoy paraagradecerles a todos el haberme invitado.
Se proyecta en la tarde de esedía “Kramer contra Kramer”, visionado que resulta aún más interesante si setiene en cuenta que dicho film se pasó sin sonido para que Néstor, de maneradidáctica, pudiera ir comentando tanto los detalles técnicos, dificultades deiluminación, anécdotas de rodaje, etc, como la libertad que le permitió eldirector -Robert Benton- a la hora de iluminar, mover la cámara e inclusoadmitir sugerencias escenográficas”. 
 Antonio Gosálvez

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